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CAMPAMENTO URBANO 2019 EN MADRID

“Érase una vez el primer Campamento Urbano…” Y desde esta primera frase (y, por lo tanto, desde ese primer Campamento Urbano) han pasado ya seis años. Cerramos el viernes una nueva edición en la que en torno a 100 niños y niñas han disfrutado de diez días de campamento junto con 13 coordis y 13 voluntarios/as de 2º Bachillerato procedentes de Albacete, Valencia, Vitoria y Madrid.

Ha sido una pena no haber podido ir este año a la piscina ya que estaba en obras, pero hemos sabido divertirnos de lo lindo y refrescarnos. Manguera, piscina portátil, cubos de agua, aspersores, esponjas y vasos de agua…Todo valía para soportar durante un ratito al día el calor que ha hecho en Madrid.

Pero no solo de agua se compone un campamento. Comenzábamos cada día a las 8:30 abriendo las puertas aquellas familias que nos lo pidieron para poder compaginarlo con sus horarios de trabajo y, después de un ratito de juegos o de charla relajada en el patio, nos distribuíamos en aulas (Infantil; Primaria I con 1º y 2º; Primaria I con 3º y 4º; Primaria II con 5º y 6º; y el grupo de la ESO). A partir de ahí en cada una había diversas actividades según las edades. Después del comedor, la mayoría nos íbamos a casa, pero también, intentando echar una mano con los horarios a las familias, hasta las 16:30 “teníamos tardes de cine”, muchos veíamos algunas pelis muy divertidas, y otros nos quedábamos dormidos.

La actividad estrella ha sido la “Guarri-Gymkhana”. Nos ha encantado ensuciarnos, pintarnos, mancharnos y experimentar (¡sobre todo a los peques de Infantil!). Y después coger la manguera y limpiarnos y limpiar lo que habíamos ensuciado. Eso no mola tanto, pero es necesario.

Otra novedad ha sido que los miércoles hemos tenido actividad con un Campamento que juntaba chicos y chicas de la Parroquia de Jesús y María y Santo Domingo de Guzmán. El primer día fuimos juntos al parque a hacer juegos mientras que el segundo disfrutamos de una gymkhana de agua en el colegio. Ha sido una gran experiencia vivir estos momentos con otros niños y niñas del barrio.

 Solo nos queda terminar agradeciendo toda la ayuda y las ganas puestas por nuestro voluntariado (tanto los chicos y chicas de 2º de Bachillerato como los coordis) que siempre demuestran que lo dan todo por los más pequeños y pequeñas, sin ellos y ellas esto nunca sería posible, son el pilar que sostiene nuestra labor como fundación. Gracias también al colegio Escuelas Pías de Aluche que nos deja todos sus espacios para las experiencias de verano y nos permiten seguir adelante haciendo este campamento año tras año. Agradecidos también a la empresa que gestiona el comedor (Mawersa) que ayuda con becas y nos facilita la gestión del comedor durante estos diez días. En fin, nos dejamos gente, seguro, así que resumiremos diciendo a todas esas personas que lo hacen posible ¡GRACIAS! Siguiendo las huellas de Calasanz seguimos haciendo su sueño realidad.