Cuando miramos la realidad de nuestra Red internacional descubrimos el fruto del trabajo y dedicación de muchas personas, la reflexión y el compromiso de muchos escolapios (religiosos y laicos), esa mano invisible que intuimos al mirar la historia y comprobar que está bien encaminada y acompañada. Itaka – Escolapios es un fruto maravilloso.
Y, a la vez, es semilla de futuro, de nuevos frutos, de nuevos desafíos que van surgiendo y que nos animan a continuar con renaovadas fuerzas porque sabemos que vamos de la mano con muchísimas personas.